"São as águas de março fechando o verão
É a promessa de vida no teu coração".
Águas de Março (Tom Jobim)
Todo pasa. El tiempo en ello es inflexible ciertamente... porque sí, todo pasa. ¿Por qué entonces tanta angustia? ¿por qué tanta ansiedad ante el ritmo de la vida? Si al final, siempre el tiempo ha sido igual y siempre lo será. Y sino ¿a dónde van los tiempos perdidos? ¿a dónde van los tiempos pasados anhelando el tiempo del mañana? simplemente no van, pasan estériles con nuestras mentes absortas en algo que no existe: el futuro.
El tiempo va a fluir constantemente, sin interrupciones, en un continuo caudal de sucesos y momentos, todos únicos y trascendentales aunque no los veamos así, como un río fluye hacia el mar sin detenerse, llueva o no, solitario o con seres de todas las especies nadando en él. Y ahí nosotros... muchas veces perdidos, muchas veces a punto de ahogarnos y tantas veces buscando las orillas para dejar de nadar, pero en el fondo, sabemos la verdad, sí, la de que hay que fluir siempre con el río del tiempo, sea duro o no, y aceptar las aguas como son, porque son las aguas las que nos llevan y enseñan constantemente, frías o cálidas, dulces o saladas. Benditas son las aguas de la vida.
Las aguas de hoy turbulentas están, pero lo mejor que puedo hacer en ellas es nadar con todas mis fuerzas, con todas mis ganas, con la promesa del mar que susurra mi fe, a veces fuerte, otras veces débil, pero siempre con la certeza de que las aguas de la vida nunca se detendrán, conmigo o sin mí, y si estoy aquí ¿por qué no voy a nadar?